El fervor de José y Nicodemo
¡Benditos sean aquellos dos hombres, José y Nicodemo, por haberse mostrado tan devotos ante el cuerpo exánime del Señor!
¡Benditos sean aquellos dos hombres, José y Nicodemo, por haberse mostrado tan devotos ante el cuerpo exánime del Señor! Lo bajaron de la cruz con un temor reverencial, lo envolvieron cuidadoamente en un lienzo impregnado con fragantes aceites, y después lo enterraron con respeto y solemnidad. Después vinieron los judíos y pusieron guardianes a la entrada del sepulcro, y también lo sellaron. Incluso le pidieron a Pilato que les diera algunos soldados para custodiar la sepultura, temerosos de que alguien se robara el cuerpo del Señor. Así fue como todo esto ocurrió, y así es como lo creen los hombres con buen juicio.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Credința poporului lui Dumnezeu, traducere de Diana Potlog, Editura Sophia, București, 2001, p. 26)