Palabras de espiritualidad

El frigorífico a rebosar: uno de los ídolos de la sociedad actual

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

En su interior, quienes caen en este pecado son materialistas e incrédulos.

La gula es un pecado, un pecado mortal. La gula tiene como lema: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos” (Isaías 22, 13; I Corintios 15, 32). En su interior, quienes caen en este pecado son materialistas e incrédulos. Un símbolo de la gula es el cerdo, animal impuro al que se refiere el Evangelio (Lucas 15, 15-16), que es muy voraz y come sin detenerse. Entonces, no seamos como bestias: pongámonos un límite. La gula tiene incluso consecuencias sociales y nacionales. Es una de las causas por las cuales no se puede ya engendrar hijos, es decir, una causa de los problemas demográficos que enfrentamos actualmente.

Cuando era pequeño, muchas veces nuestro “pan” consistía en una torta de maíz. Ese era el “pan” que comíamos en mi aldea. Entonces las familias tenían muchos hijos. La mamá preparaba la masa del pan y la ponía a cocer en su propio horno. Cuando la comida estaba lista, la abuela gritaba: “¡Niños, vengan a comer!”. Y ponía en la mesa un pan de cebada recién hecho, le hacía la Señal de la Cruz, lo cortaba meticulosamente y decía: “Atentos, hijos míos, que no caiga al suelo ni una migaja, porque en cada migaja está Cristo”. Y los pequeños comían un trozo de pan de cebada con cebolla y aceitunas, y se mantenían muy sanos, con mejillas rojas como amapolas silvestres. No lo digo yo, lo dicen los científicos modernos. Un niño de hoy come lo que cinco de antes. Por eso es que se mantienen con la mente en lo que hay en el frigorífico..

(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Augustin, Mitropolitul de 104 ani - Predici ale Mitropolitului de Florina, Părintele Augustin Kandiotis, vol. XIII, traducere Valeriu Paloş, Editura Metamorfosi, 2013, p. 59)