Palabras de espiritualidad

El hábito monacal no es un privilegio, es una renuncia, una manifestación de humildad

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

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La vida monacal no es un grado eclesiástico, un rango, o una dignidad, sino un acto de humildad, de sacrificio y de contrición.

En primer lugar, una de las disposiciones referentes a la vida monástica consiste en esto: el pasado del que atraviesa la puerta del monasterio para hacerse monje, es algo que no le interesa a nadie. No hay ningún obstáculo que le impida inscribirse entre aquellos que han decidido abrazar el hábito monacal. De hecho, la vida monacal no es un grado eclesiástico, un rango, o una dignidad, sino un acto de humildad, de sacrificio y de contrición. Y cualquier persona puede venir a la contrición, porque no hay nadie que pueda impedírselo. El pasado del individuo, entonces, no es un problema para entrar por la puerta de la renuncia total a sí mismo, la puerta de todas las renuncias, la puerta del sacrificio, de la entrega y del servicio a los demás.

(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 7)


 

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