El hogar y el alimento de nuestra alma
Cualquier vivienda es agradable si está ordenada, ventilada y si en ella sus habitantes hallan lo necesario para alimentarse. Si no hay comida en casa, el que vive allí sale afuera, es decir, si el hombre no es humilde, se enfurece.
Cualquier vivienda es agradable si está ordenada, ventilada y si en ella sus habitantes hallan lo necesario para alimentarse. El milagroso stárets de Óptina, hiero-esquema monje Ambrosio, dice, “La casa del alma es la paciencia y su alimento, la humildad. Si no hay comida en casa, el que vive allí sale afuera, es decir, si el hombre no es humilde, sale de su paciencia (se enfurece)”.
¡Cuán fácil de entender resulta, con estas palabras, el misterio del pecado! ¡Muchos disgustos habrá de encontrar el hombre espiritual en su camino! Si no tiene paciencia para esperar el final de cada prueba y de cualquier aflicción, esperanzado en la providencia de Dios, jamás podrá esperar, hasta el final, los frutos de sus esfuerzos espirituales.
(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 29)