Palabras de espiritualidad

El llamado que Cristo nos hace

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

Dios asumió la forma del ser que Él Mismo creó, para demostrarnos, como hombre y con nuestro cuerpo, la perfección del Padre a la cual todos estamos llamados.

¡Qué terrible reconocer que los hombres prefieren cualquier cosa de este mundo a la gloria eterna que el Hijo coeterno con el Padre nos ofrece! ¿Es acaso la debilidad de nuestro corazón lo que nos impide creer en tan sublime llamado? ¿Es nuestra naturaleza, que cada día sufre la corrupción ante nuestros ojos, verdaderamente capaz de sentir esa inefable y santa eternidad? Sí. Aquel que nos creó nos da testminonio de ello. Él asumió la forma del ser que Él Mismo creó, para demostrarnos, como hombre y con nuestro cuerpo, la perfección del Padre a la cual todos estamos llamados.

“¡Ánimo, Yo he vencido al mundo!” (Juan 16, 33). Si Él venció al mundo, significa que Él se hizo, como hombre, más excelso que el mundo. Y quien crea en Él, venciendo la “ley del pecado que está en nuestros miembros” (Romanos 7, 23), se hará semejante a Él, más excelso que el mundo.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Rugăciunea – experienţa vieţii veşnice, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 99)