Palabras de espiritualidad

El llanto de arrepentimiento y sus frutos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El hombre verdaderamente humilde siente una permanente necesidad de llorar, porque es consciente de su miseria, lo cual le lleva a orar con dolor ante “Aquel que puede darle la salvación”: Dios.

En Su “Sermón de la montaña”, el Señor ensalzó a “los que lloran”, poco después de exaltar a los “pobres de espíritu”, es decir, los humildes. El hombre verdaderamente humilde siente una permanente necesidad de llorar, porque es consciente de su miseria, lo cual le lleva a orar con dolor ante “Aquel que puede darle la salvación”: Dios.

El llanto nace del sentimiento de no ser nada, de saberse insignificante y pecador. El llanto es el más legítimo embajador ante aquellos que nos pueden dar cuidado y auxilio, especialmente ante Dios, Quien es el único digno de dar esa ayuda. El llanto no existía cuando el hombre gozaba del resguardo que le ofrecían el amor perfecto y la filiación con Dios. Posteriormente sería sumado a los castigos psicológicos que habrían de soportar los hombres por su insolencia, después de ser echados del Paraíso.

(Traducido de: Gheron Iosif Vatopedinul, Dialoguri la Athos, Editura Doxologia)