Palabras de espiritualidad

El mandamiento de Cristo que más nos cuesta cumplir

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

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La belleza moral de Cristo nos lleva a ese estado en el que estamos dispuestos a soportar todas las pruebas, con la única condición de ser enaltecidos en el Espíritu Santo.

Amad a vuestros enemigos. Sí, es difícil. Sí, es doloroso. Pero la belleza moral de Cristo nos lleva a ese estado en el que estamos dispuestos a soportar todas las pruebas, con la única condición de ser enaltecidos en el Espíritu Santo. No tenemos otra elección.

Cristo entregó Su divina vida por aquellos que habían sido creados según Su imagen, pero, como respuesta, lo único que recibió fue odio. Actualmente, después de dos mil años de vida cristiana, ¿qué es lo que vemos? El mundo moderno se aleja cada vez más de Cristo, de la vida eterna. Las profundas tinieblas de las pasiones como el odio, el deseo de someter a los otros, las guerras de todo tipo, conforman nuestra existencia terrenal. En estas condiciones, Cristo da, a quienes están decididos a seguirle, este mandamiento: “Amad a vuestros enemigos”. ¿Por qué el mundo le teme a un Dios así? ¿Es que hay algún principio mejor que este: “Bendecid a quienes os maldicen, amad a vuestros enemigos”?

No podemos amar sin sufrir. El dolor más grande es amar hasta el final. Cristo amó tanto al mundo, que hasta se entregó a la muerte en la cruz. Lo mismo podemos decir de los santos. Nos ganamos el Paraíso, o lo perdemos y nos vamos al infierno, en la medida en que aceptamos o rechazamos la cruz dispuesta por Cristo. La oración por el mundo es el fruto de un sufrimiento extremadamente profundo y vivo.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din viaţă şi din duh, Editura Pelerinul, Iaşi, 1997, pp. 21-22)