El matrimonio verdadero no consiste en una vida de placeres
Nuestra Iglesia honra el matrimonio real, acentuando el hecho que su sentido verdadero no es una vida llena de goce y bienestar, porque el hombre casado no es menos en comparación con el monje.
La Iglesia Ortodoxa condena seriamente cualquier subestimación y desconsideración a la figura del matrimonio, al que siempre ha tratado con santidad, otorgándole un importante y definitivo lugar, para que no sea menospreciado por quienes sirven en el Santo Altar, a diferencia de lo que sucede en la Iglesia Católica, que, apropiándose de la teoría agustiniana sobre el matrimonio —una concepción que le desconsidera—, “acepta” lo pecaminoso de tal unión, con tal de favorecer la procreación.
Nuestra Iglesia, sin embargo, honra el matrimonio real, acentuando el hecho que su sentido verdadero no es una vida llena de goce y bienestar, porque el hombre casado no es menos en comparación con el monje. Sólo en este punto (el matrimonio, N. del T.) se le ha otorgado una concesión, pero está obligado a hacer todo lo demás del mismo modo que el monje.
«No tomemos todo esto a la ligera, queridos hijos, sino que, como hombres sabios, preocupémonos de agradar a Dios, de manera que ni siquiera las cargas de nuestro hogar, ni el cuidado de nuestra esposa e hijos, ni nada más ocupe ese lugar, creyendo que es suficiente con esto, considerando que podemos justificarnos diciendo que vivimos en el mundo y que tenemos una familia que cuidar. La mayoría suele argumentar todo esto cuando les proponemos el trabajo en las virtudes y el interés en estudiar las Sagradas Escrituras. “No es mi especialidad”, dice alguno, “¿cómo podría, entonces, predicarle a los demás, si no soy monje?” ¿Qué dices, hombre? ¿Sólo a los monjes se les exige preocuparse por las cosas de Dios? Él quiere que todos se salven y que todos reciban el conocimiento de la Verdad, que nadie sea indiferente ante la virtud.» (San Juan Crisóstomo)
(Traducido de: Pr. Filotei Faros, Pr. Stavros Kofinas, Căsnicia: dificultăți și soluții, traducere din limba greacă de Pr. Șerban Tica, Editura Sophia, București, 2012, pp. 74-75)