El mundo entero está bajo el amparo de la Virgen María
Nuestro Señor Jesucristo es el Dios de todas las naciones y quiere que todos nos salvemos.
Muchos han llamado a Rumanía “el jardín de la Madre del Señor”. Y así es, porque muchos, aquí, han vivido siguiéndola, imitándola. Sus flores son los santos de esta tierra, y los discípulos de su Hijo son los obispos de cada región, quienes han servido y sirven al altar de la Ortodoxia rumana.
En Cristo no hay diferencias: todos somos uno. No importa si eres rumano, ruso, griego, o latino. No importan las nacionalidades, porque todos tenemos un alma otorgada por Dios, todos fuimos creados por Él. Y es una realidad que en cada país hay buenos y malos. Pero nuestro Señor Jesucristo es el Dios de todas las naciones y quiere que todos nos salvemos. La Madre del Señor es la mediadora del mundo entero y ora ante su Hijo por nosotros, los pecadores, para que podamos salvarnos. Ella puede, ante Dios, todo lo que quiere, estando a Su lado. Ella es nuestra abogada y auxiliadora, protectora de todos los cristianos ortodoxos.
(Traducido de: Diacon Gheorghe Băbuț, Maica Domnului, ocrotitoarea României, Editura Pelerinul Român, Oradea, 1992, p. 7)