El objetivo del ayuno no es el hambre, sino un cambio de vida
También el ayuno tiene sus reglas. Ayunamos suficientemente, esperamos como todos. Si ayunamos como nos es mandado, recibimos recompensa. Estemos atentos, porque si no respetamos esas reglas, nuestro esfuerzo es inútil.
El ayuno y la oración, así como el trabajo en las buenas obras, tienen sus reglas, sus mandamientos. Por ejemplo, una buena obra hecha sólo para recibir el elogio de los hombres no trae ninguna recompensa por parte de Dios. La oración que no es acompañada de buenas obras, la oración hecha con la mente en otra parte, no es más que tiempo perdido.
También el ayuno tiene sus reglas. Ayunamos suficientemente, esperamos como todos. Si ayunamos como nos es mandado, recibimos recompensa. Estemos atentos, porque si no respetamos esas reglas, nuestro esfuerzo es inútil.
Absténte de comer, de beber y de cualquier otro placer del cuerpo. Ayuna no sólo de alimentos, sino también de pecar. Absténte con los cinco sentidos (vista, oído, tacto, gusto y olfato), para asemejarte a las “vírgenes prudentes” del Evangelio.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 121)