Palabras de espiritualidad

El orden y la armonía de lo creado por Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Todo, cielos y tierra, obedeciendo las leyes dispuestas por su Creador, forman en el espacio una perfecta sinfonía.

A Adán los ángeles le enseñaron a cantar. Todas las criaturas cantan. Cantan el sol y la luna, las estrellas y la luz. Todo el espacio resuena en una armonía santa, que nuestros oídos no pueden percibir. El universo entero está lleno de una prodigiosa sinfonía. Porque en el universo no reina el caos, sino el orden y la disciplina. Todo, cielos y tierra, obedeciendo las leyes dispuestas por su Creador, forman en el espacio una perfecta sinfonía.

Aunque podría parecer que más allá de la atmósfera de nuestro planeta dominan la oscuridad y el silencio, en verdad no es así. Esto es solamente aparente, porque nuestros oídos y nuestros ojos tienen una capacidad limitada de percepción. Más allá de lo que vemos y oímos, hay una riqueza infinita de sonidos y colores, que vibran sin cesar y cantan.

El silencio y la oscuridad absoluta reinan solamente en el infierno, que es llamado por Cristo “las tinieblas de fuera, en donde lo que hay es el llanto y el rechinar de dientes (Mateo 25, 30). Allí nunca se escuchan cánticos armoniosos y bellos. Lo que hay allí son ruidos caóticos que perturban y aterrorizan. Y la luz que hay allí no es una que consuele y caliente, sino que es una luz muerta, desconocida en el espacio creado por Dios, en donde la luz y el sonido son creados para que provoquen felicidad y una paz plena en todos los creyentes. 

(Traducido de: Arhiepiscopul Iustinian Chira, Colo’n sus în vremea aceea, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2010, pp. 7-8)