Palabras de espiritualidad

El perdón tiene el poder de obrar milagros

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Les suplico que hagan el más grande acto de amor posible: ¡no permitan que los moribundos partan a la eternidad sin haberse confesado!

Actualmente, muchos niños tienen padres y abuelos que nunca han ido a la iglesia y no se han confesado, de manera que el peso de todos esos pecados que no han sido borrados por Cristo cae sobre los hombros de los niños. Bien, estos niños tienen que hacer lo que no han hecho sus progenitores. Cuando comiencen a ir a la iglesia y a confesarse, poco a poco cambiará también la situación de sus padres. ¿Cómo? Casándose por la Iglesia, confesándose… y, con los años, los abuelos partirán de esta vida habiendo confesado todos esos pecados acumulados con el paso del tiempo. (...)

Les suplico que hagan el más grande acto de amor posible: ¡no permitan que los moribundos partan a la eternidad sin haberse confesado! He conocido situaciones realmente terribles. Pregunto: “¿Llamaron a un sacerdote antes de que muriera?”. “¡Nooo…! ¡No queríamos que supiera que se estaba muriendo!”. “¿Y cuántos años tenía?”. “84”. “¿Y qué podía pensar, a los 84 años, con un tubo en la nariz, en una cama de hospital?”. “Tal vez iba a vivir una semana más…”. ¿Y? ¿Crees que el Señor lo habría matado? Quizás habría vivido uno o dos años más. La Santa Comunión es vivificadora. La Santa Confesión, el perdón de todas nuestras faltas nos da vida, nos da sanación. El perdón hace milagros. Hay personas que han sanado de cáncer, perdonando cosas “imperdonables” que sucedieron en su vida. ¡Así que tenemos que atrevernos a decir: “Llamemos a un sacerdote”, para ayudar al que está por morir a prepararse para el “gran encuentro” y, especialmente, a no estar solo en ese gran paso!  

(Traducido de: Monahia Siluana VladMeșteșugul bucuriei, volumul II, Editura Doxologia, Iași, 2009, p. 288)