El poder de una mala costumbre
Algunos ayunan, viven en soledad y en pobreza, le piden a Dios la moderación de los deseos de su naturaleza, pero al mismo tiempo se permiten hablar mal, discutir, condenar al prójimo y burlarse de él.
Una causa de menor fuerza adquiere un poder particular por la costumbre, cuando no prestamos atención a ella. Por ejemplo, algunos ayunan, viven en soledad y en pobreza, le piden a Dios la moderación de los deseos de su naturaleza, pero al mismo tiempo se permiten hablar mal, discutir, condenar al prójimo y burlarse de él. De este modo, la ayuda de Dios se aparta de ellos, quedan entregados a sí mismos y no hallan fuerza para resistir los impulsos pecaminosos de la naturaleza caída.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2000, p. 24)
