El poder de una sola palabra
El que acostumbre hablar de más y en malos términos, aunque goce de cierto bienestar en esta vida, en la vida futura no tendrá nada, sino que resbalará y será atrapado, para después recibir un duro castigo.
Tenemos que odiar la ligereza de la boca como si se tratara de un veneno mortal, y huir de las charlas inútiles como si fueran serpientes ponzoñosas. El hablar mucho puede llevarnos a olvidar y paralizar nuestra lucha interior, haciendo que nuestra alma pierda la paz de la principal felicidad, esa que proviene de la pureza de corazón.
Una sola palabra virtuosa de un otrora terrible malhechor, lo hizo puro y santo, abriéndole de par en par las puertas del Paraíso. Y una sola palabra impropia echó a Moisés de la tierra prometida. Así pues, no pensemos que la verborrea es una enfermedad insignificante, porque aquellos que juzgan a los demás y los ociosos se excluyen a sí mismos del Reino de Dios. El que acostumbre hablar de más y en malos términos, aunque goce de cierto bienestar en esta vida, en la vida futura no tendrá nada, sino que resbalará y será atrapado, para después recibir un duro castigo.
(Traducido de: Gheron Iosif Vatopedinul, Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, Colecția Călăuze duhovnicești, Iași, 2012, pp. 140-141)