Debido a la altura moral a la que debe mantenerse quien quiere convertirse en ciudadano del Reino de Dios, este Reino se extiende sólo con dificultad en el mundo. Por eso, quien consiga hacerse ciudadano del Reino, habrá alcanzado el nivel más alto de la existencia: vivir en Dios, deseo y propósito de toda alma creyente.

En verdad, el amor es el camino más corto y más excelso para alcanzar la perfección. Con él tenemos al mismo Reino de los Cielos en nuestro interior. Hay distintas formas de entrar al Reino de los Cielos, pero una sola es la puerta: Jesucristo.

(Traducido de: Ieromonahul Arsenie Boca, Vreau să schimb lacrimile voastre în bucurie, Editura Agaton, Făgăraş, 2014, p. 117)