Palabras de espiritualidad

El sacrificio diario del monje y el significado de los Maitines

  • Foto. Silviu Cluci

    Foto. Silviu Cluci

Un joven monje, habiendo perdido el fervor inicial, del cual los Santos Padres dicen que es salvador, con el paso del tiempo renunció a asistir a los oficios litúrgicos. Y se justificaba, argumentando que cada mañana salía a cumplir diversos trabajos de obediencia, los cuales terminaba después de las cinco de la tarde, de manera que le resultaba imposible asistir a la Divina Liturgia y a parte de las Vísperas. Sin embargo, no tenía motivos para ausentarse de los oficios de meianoche, cuando “viene el Novio”.

Su padre espiritual, preocupado por tal situación, lo llamó un día a su celda, para conversar sobre el asunto. El joven monje empezó excusándose con estas palabras:

—Padre, usted sabe bien que no tengo cómo asistir a la Divina Liturgia. Salgo desde muy temprano a trabajar y no regreso a mi celda sino hasta el ocaso… Por eso es que difícilmente llego a las Vísperas antes de la bendición final. El padre stárets es muy exigente con las labores que desarrollamos los monjes, y cuando es día festivo nos pone a trabajar en el comedor.

—Pero ¿ni siquiera puedes venir a los Maitines? De lo contrario, tu comunión con los demás monjes y la comunidad entera será nula.

—Lo que sucede, padre, es que después de trabajar paso por el comedor y consumo mi única comida del día. Al terminar, vuelvo a mi celda y me tiendo a descansar, esperando a que llegue el amanecer y tenga que salir nuevamente a trabajar con tesón.

—La vida monacal es un sacrificio permanente, hijo, para poder ganarte el pasaporte al Cielo. Siento que, al comienzo, eras mucho más devoto. Pero no pasa nada, esas caídas son normales. Levantarse nuevamente, en cambio, es algo divino. Sin embargo, que no se te olvide que, en la Divina Liturgia, Cristo se sacrifica por nosotros, y en los Maitines nosotros nos sacrificamos por Él. Luego, como padre espiritual, te pido que vengas y te sacrifiques con nosotros, por Cristo. Porque, si nosotros damos los primeros pasos hacia Dios, Él dará muchos más hacia nosotros.