Las candelas encendidas ante los íconos de los santos reflejan el inflamado amor de ellos por Dios, por Quien renunciaron a todo, apartándose de todas las bondades de esta vida e incluso renunciando a la suya propia, como en el caso de los Santos Apóstoles, los santos discípulos y muchos otros justos de Dios. Esas candelas también representan el hecho de que los santos son como cirios que arden por nosotros y nos llenan de luz por medio de su vida llena de santidad, con sus virtudes y su intercesión ante Dios por nuestras necesidades, con sus oraciones permanentes e incesantes.

Las candelas que encendemos ante los íconos de los santos representan también nuestra ferviente devoción y nuestro sacrificio sincero, fruto del fervor y la gratitud que sentimos hacia ellos, por su auxilio y su mediación ante Dios por nosotros.

(Traducido de Jean-Claude Larchet, Viața Liturgică, Editura Doxologia, 2017, pp. 62-63)