Palabras de espiritualidad

El silencio es la madre de los pensamientos sabios

    • Foto: Oana Nechifor

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San Basilio el Grande, cuando estaba en el desierto, le escribió a su amigo San Gregorio de Nacianzo, las siguientes líneas: “Aunque podría hablarte de tantas cosas, estando en este refugio, especialmente sobre toda clase de frutos que crecen aquí, el más dulce de todos es, sin duda, el silencio, porque me libera del desasosiego de la ciudad”.

A partir de las enseñanzas de los Santos Padres de la Iglesia, podemos aprender que el silencio es un “misterio de la vida futura” (San Isaac el Sirio).

El silencio puede ser de tres clases, porque “unos callan para recibir el elogio de los demás, otros, por encendida devoción a las buenas obras, y otros, porque son capaces de conversar secretamente con nuestro Buen Dios, y sus mentes son llamadas a este diálogo misterioso”.

San Arsenio el Grande, señalando que más grande es ése que calla para Dios, que el que habla por Él, dice,

Uno habla todo el día por Dios y a todos los forasteros recibe en su casa; pero otro eligió el silencio y la paz, porque la morada de la paz es el silencio permanente” (Apotegmas de los Santos Padres).

San Juan Clímaco dice,

“El hablar mucho es trono de la vanagloria, mientras que el silencio consciente es la madre de la oración, porque el que conoce su falta, domina su propia lengua”.

Entonces, demostrando que el temor de morir ayuda al hombre a mantener y ganar el silencio, dice:

“Ése al que le preocupa su muerte, controla sus palabras, y el que ha obtenido el llanto del alma, como si de fuego se tratara, huye de todo palabrerío”.

San Basilio el Grande, cuando estaba en el desierto, le escribió a su amigo San Gregorio de Nacianzo, las siguientes líneas:

“Aunque podría hablarte de tantas cosas, estando en este refugio, especialmente sobre toda clase de frutos que crecen aquí, el más dulce de todos es, sin duda, el silencio, porque me libera del desasosiego de la ciudad”.

Un anciano del libro de los Apotegmas, demostrando que de la justa medida y del silencio se obtiene la sabiduría, dice,

“El silencio es la madre de los pensamientos sabios”.

Otro, al ser preguntado por un discípulo suyo, sobre qué es el silencio y qué beneficio obtiene el hombre a practicarlo, respondió,

“Hijo, el silencio consiste en permanecer solo en tu celda, con sabiduría y con temor de Dios, guardando tu mente de todo pensamiento incorrecto. Tal clase de silencio te dará diversas bondades, porque libra al monje de las encendidas flechas del maligno, protegiéndolo de ser cazado por ellas”.

 

(Traducido de: Arhimandrit Cleopa Ilie, Urcuş spre Inviere, Editura Trinitas, Iaşi, 1998, p. 306)



 

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