Palabras de espiritualidad

El tiempo perdido…

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¿Por qué nos gusta ver la televisión? ¡Para olvidarnos de nosotros mismos! ¿Para qué oramos? Para acordarnos de nosotros mismos, ¡para encontrarnos con nosotros mismos! ¡El problema es que no nos gusta encontrarnos con nosotros mismos, porque somos malos, rencorosos e incapaces de perdonar!

Madre, cada día pierdo tres o cuatro horas frente al televisor, y mi conciencia me reprende porque apenas dedico tres o cuatro minutos a la oración. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo dedicarle más tiempo a orar?

—Haz esto: enciende el televisor unos 3 o 4 minutos y después apágalo. Ora unos 3 o 4 minutos, y después enciende nuevamente el televisor otros 3 o 4 minutos, y así sucesivamente… Lo que quiero decirte es que no necesitas invertir radicalmente el tiempo que dedicas a una y otra cosa. Comienza dedicándoles el mismo tiempo. Repite el “Padre nuestro” tres veces, y después enciende el televisor por tres minutos… ¡Eh…! Un poco difícil, ¿no?

¿Por qué nos gusta ver la televisión? ¡Para olvidarnos de nosotros mismos! ¿Para qué oramos? Para acordarnos de nosotros mismos, ¡para encontrarnos con nosotros mismos! ¡El problema es que no nos gusta encontrarnos con nosotros mismos, porque somos malos, rencorosos e incapaces de perdonar! ¿No es así?

Luego, elijo ver una película, para sentir cierto consuelo: “¡Qué suerte la del protagonista!”. Y me identifico con los personajes, y vivo una vida de personaje de telenovela… ¡La vida real es tan injusta! ¿No?

¿Acaso no quieres tener una vida más bella? El alma del hombre se alimenta con la belleza… ¡Entonces, produzcamos belleza! Hay grandes “reservas” de ella y se siguen creando otras, porque a lo largo de la historia la humanidad ha producido un sinfín de cosas hermosas. Hay música bella, hay películas bellas, el cielo sigue siendo hermoso y la naturaleza entera aún tiene bellezas que el hombre no ha mancillado.  ¿Que no tienes tiempo para verlas? Pero cuando estás 3 horas frente al televisor, ¿de dónde sacas ese tiempo? Ese hábito que dices que te provoca remordimientos es una pasión, como fumar o beber alcohol. Es una dependencia, porque te ayuda a olvidar y a huir de las cosas dolorosas o desagradables de la vida. Para que puedas disfrutar de tu vida, es necesario que la vivas conscientemente y por entero, tal como es, con sus dolores y sus alegrías, con sus pérdidas y sus ganancias, sabiendo que detrás de cada una de nuestras vivencias se esconde la alegría que Cristo nos trajo.

Así las cosas, empieza bien y di: “¡A partir de hoy, aunque sienta que me voy a morir, dejaré de perder esas 3 o 4 horas frente al televisor!”. Después, dirígete a donde están tus íconos y di en voz alta lo que estás dispuesto a hacer en ese tiempo.

Busca el auxilio de la oración de todo momento, la “Oración de Jesús”, repitiéndola con tus labios, o con tu mente, o con tu pensamiento, incluso cuando hagas cosas que no requieren de una gran atención, como al lavar la ropa, o al vestirte, o al caminar en la calle...

¡Así es como descubrirás que tienes suficiente tiempo para orar, y la misma oración te enseñará a avanzar! ¡Porque ella es el vínculo vivo con el Dios Vivo!

¡Pero, con “placebos”, ni Dios puede llenarnos!

(Traducido de: Monahia Siluana VladDeschide Cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 55-56)