El valor de la contrición y su papel en la decisión del hombre de entrar al monasterio
El pasado del hombre no es un obstáculo para atravesar la puerta de la total anulación de sí mismo, la puerta de todas las renuncias, la puerta del sacrificio, la entrega y el servicio a todos los hombres.
En primer lugar, entre todas las disposiciones monásticas, encontramos también esta: el pasado de aquel que viene a la puerta del monasterio y desea entrar en la vida monacal no le interesa a nadie. No hay ningún obstáculo, ningún impedimento que le imposibilite entrar en las filas de los moradores del monasterio y abrazar el hábito monástico. La vida monacal no constituye un rango eclesiástico ni una dignidad aparte; es un acto de humildad, de sacrificio y de contrición. A la contrición puede acercarse cualquier persona, porque nadie puede impedírselo. El pasado del hombre no es, entonces, un obstáculo para atravesar la puerta de la total anulación de sí mismo, la puerta de todas las renuncias, la puerta del sacrificio, la entrega y el servicio a todos los hombres.
(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 7)