El verdadero amor pasa por amar a nuestros enemigos
Tendríamos que hacernos un programa de vida, en el cual, todo lo que digamos, todo lo que hagamos y todo lo que pensemos incluya una pizca de amor, por amor a Dios.
El amor por nuestros enemigos es un gran don del Espíritu Santo. El hombre no puede amar a sus enemigos si no está lleno del Espíritu Santo. Una forma del amor por nuestros enemigos consiste en que, en cada contacto con ellos, pongamos una gota de amor.
Por eso, tendríamos que hacernos un programa de vida, en el cual, todo lo que digamos, todo lo que hagamos y todo lo que pensemos incluya una pizca de amor, por amor a Dios. Si obramos así, al final, seguramente heredaremos la porción más grande del amor de Dios, el amor sin límites que Cristo nos enseñó.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Merinde pentru monahi, Editura Nicodim Caligraful, Putna, 2013, p. 181)