Palabras de espiritualidad

Elogio de la nobleza de alma

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Los generosos “pagan” todo en esta vida, pero también reciben el auxilio de Dios, y en la otra vida recibirán una recompensa muy grande.

A veces hay algunos que insisten con impertinencia en entrar a verle a usted, Padre...

—Sí, pero los que tienen la delicadeza de no insistir tanto, verdaderamente serán recompensados por Dios. La otra vez que estuve por aquí, vino a buscarme un hombre con su familia. Hablé primero con él por separado, y después los reuní a todos, con su esposa y sus hijos, para aconsejarlos. Luego de dos o tres días, aquel hombre volvió a buscarme. En ese momento yo estaba conversando con alguien y afuera esperaba una muchacha que había venido en avión desde Atenas para pedirme consejo. “¿Puedo hablar cinco minutos con el stárets?”, le rogó el hombre a la chica. Cortésmente, ella le cedió su lugar. El problema es que no estuvo conmigo esos cinco minutos que le había prometido a la muchacha, sino más de hora y media. Cuando terminamos de hablar y salí a llamar a la chica, a esta apenas le quedaba tiempo para llegar al aeropuerto y evitar perder su vuelo.

Apesadumbrada, se me acercó y me dijo: “¡Padre, por favor deme su bendición! Vine desde Atenas para pedirle consejo sobre un problema que me preocupa mucho, pero ya no me queda tiempo para contárselo... Pedí permiso en mi trabajo para faltar unas horas y ahora tengo que irme, si no quiero perder mi avión”. ¿Cómo olvidar esa alma? Finalmente, el hombre es ayudado por Dios sólo cuando tiene nobleza espiritual.

Los que son generosos y sensibles soportan cualquier injusticia voluntariamente, sea gracias a que saben renunciar a todo por amor a los demás, o por la perfidia de quienes les rodean. Sin embargo, jamás esperan ni buscan que se les haga justicia en esta vida tan vacía. Los generosos “pagan” todo en esta vida, pero también reciben el auxilio de Dios, y en la otra vida recibirán una recompensa muy grande.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 262)