En el mundo, pero afuera de él: la vida en virtud de San Arsenio de Capadocia
Además de sus otros trabajos ascéticos, tenía como norma permanecer encerrado los miércoles y los viernes, dedicado por completo a la oración.
Aunque su celda se hallaba en medio del mundo, el padre Arsenio supo vivir perfectamente afuera de este. Y de gran auxilio le eran esos dos días en los que permanecía encerrado orando en su celda, días de incontables frutos espirituales, que santificaban lo que hacía el resto de la semana. Además de sus otros trabajos ascéticos, tenía como norma permanecer encerrado los miércoles y los viernes, dedicado por completo a la oración. Cuando, ignorando esta regla, algún enfermo venía a buscarlo en esos días, el padre le abría la puerta, pero no hablaba. Escuchaba lo que la persona tenía que decirle, después se encerraba a orar, y en poco tiempo el enfermo sanaba. A veces no abría la puerta. Seguramente porque se hallaba en un estado de profunda contemplación espiritual.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Sfântul Arsenie Capadocianul, Editura Evanghelismos, București, 2006, p. 56)