En la Iglesia recibimos esperanza, fuerza y alegría
El que viene con devoción y fe a la Iglesia, sale lleno de tesoros. Con tan sólo abrir la boca, se llena inmediatamente del agradable aroma de la riqueza espiritual que le rodea.
Así pues, amados, no sean indiferentes con la vida que llevan, porque no importa si se trata de alguna tristeza, alguna preocupación, algún vicio... todo eso, aquí, en la Iglesia, desaparece, se extingue. Al contrario, en las reuniones que tenemos en los mercados, en el teatro y cualquier otro lugar, nos llenamos de preocupaciones, tristezas y debilidades espirituales, volviendo así, cargados, a nuestros hogares. Si visitas con frecuencia la Iglesia, limpias completamente todo lo malo que has recibido fuera de ella. Pero si, al contrario, te alejas de la Iglesia, perderás los bienes recibidos de las Divinas Escrituras, por que, en aquellas reuniones fuera de la Iglesia, pierdes poco a poco tu riqueza espiritual. Y siendo esta la verdad, cuando salgas de aquí (de la Iglesia), fíjate en los que no asistieron hoy, y te darás cuenta de la diferencia entre tus deseos y la tristeza de los demás.
Ni la más hermosa novia es tan bella y feliz como el alma que asiste a la Iglesia y comparte mirras espirituales. Porque el que viene con devoción y fe a la Iglesia, sale lleno de tesoros. Con tan sólo abrir la boca, se llena inmediatamente del agradable aroma de la riqueza espiritual que le rodea. Si tuviera que soportar miles de males, lo hará con facilidad, porque ha recibido aquí, en la Iglesia, de las Divinas Escrituras, la fuerza para ser paciente y filosofar*. Y asemejándose a uno que desde lo alto de la quebrada ve las olas estrellándose contra las rocas, el que participa de la Iglesia y se alimenta de las palabras divinas, se halla en lo alto de los jucios correctos y no se dejará dominar por nada de lo humano, precisamente porque nada de eso puede alcanzarlo. Porque después de haber recibido un gran beneficio espiritual, no sólo a partir de los consejos recibidos, sino también de las oraciones elevadas, de la bendición sacerdotal, del encuentro con los demás en la Iglesia y del amor de los otros fieles, vuelve a casa lleno de bienes.
Luego, ¡observen de cuántas bendiciones se regocijan hoy ustedes y cuánto perjuicio sufrirán los que no han venido! Porque ustedes volverán después de haber recibido la recompensa de los mártires, mientras que aquellos, además de perder ese premio, sufrirán también un daño adicional, al seguir acumulando toda clase de preocupaciones inútiles.
*Para San Juan Crisóstomo, “filosofía” es la vida y el trabajo espiritual, o la vida de acuerdo a los mandatos de Dios, única forma de vida filosófica.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Două sute cincizeci de parabole, traducere de Pr. Victor Manolache, Editura Egumenița, 2011, pp. 141-142)