En la vida todo es misericordia
Un alma creyente entiende que todo lo que le sucede en la vida viene sólo de la misericordia de Dios, aunque todo parezca cubierto por un oscuro manto.
Un devoto hombre caía a menudo en desesperanza y, debido a esto, no lograba entender la voluntad de Dios. Entonces, alguien le sugirió que escribiera en un cuaderno, cada día, todo aquello que representara para él una muestra de la misericordia de Dios en su vida. Luego de algunos meses el cuaderno ya estaba lleno. Se trataba de esas muestras de la misericordia de Dios que olvidamos rápidamente, pero que aquel hombre escribió en un cuaderno y mantuvo en su corazón. Sin embargo, de vez en cuando aquel hombre sentía cómo aparecía nuevamente la desesperación... “Me bastaba con abrir el cuaderno”, redordaba posteriormente aquel hombre, “para darme cuenta otra vez de cuánto me ama Dios y para que todas esas oscuras nubes se desvanecieran, llenándose mi alma de alegría y esperanza, y empezar a agradecer y alabar a Dios”.
Pero no todo lo que nos viene de parte de Dios nos pareciera ser parte de Su misericordia. Al contrario, algunas veces las cosas nos parecen tan sofocantes, como si tuviéramos un enorme peso sobre nosotros. En esos casos, nuestro pensamiento huye del agradecimiento y empezamos a quejarnos.
Un alma creyente entiende que todo lo que le sucede en la vida viene sólo de parte de la misericordia de Dios, aunque todo parezca cubierto por un oscuro manto. Cuando esto te suceda, intenta penetrar con fe más allá de ese manto y, encontrando la misericordia sabrás reconocerla.
Cualquier dolor, cualquier aflicción y cualquier pesar nos son enviados para fortalecer nuestro espíritu y para aprender que debemos agradecer por todo eso que nos hace llorar y, así, empezar a enaltecer.
(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p.112)