En las situaciones límite conocemos quiénes somos en realidad
Los sabios llegan a parecer locos para el mundo, pero los que se hinchan como sapos en primavera, pregonando sus pequeñas victorias, son considerados brillantes. He aquí el significado de las palabras, “los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos”.
Créeme, amigo, allí en donde pensaba que mi vida se acabaría, fue precisamente en donde empezó. Hasta que decide hacerse monje, el hombre es tan sólo un adolescente que contempla, con admiración, sus músculos frente al espejo. Pero después de ser tonsurado, entonces comienza la verdadera lucha. En cualquier situación límite, el hombre descubre quién es en realidad, trátese de la muerte de alguien cercano, o al ser encarcelado injustamente; pero la tonsura comprende todo esto, porque el monje sepulta a sus seres queridos y al mismo tiempo se encierra para toda la vida. Aquí es en donde el hombre se descubre a sí mismo.
Es sencillo parecer espléndido frente al espejo, pero lo difícil es salir a enfrentar la vida. He comenzado ofreciéndote ejemplos de los santos conocidos como “activos”, aunque ellos consideraban que sus actos no eran nada, tan sólo simples distractores para algo más importante: conocerse a sí mismos. Este trabajo alcanza su apogeo y máxima profundidad en la vida monástica, especialmente la que es más severa, más lejana del mundo. Los sabios llegan a parecer locos para el mundo, pero los que se hinchan como sapos en primavera, pregonando sus pequeñas victorias, son considerados brillantes. He aquí el significado de las palabras, “los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos”.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baştovoi, Dragostea care ne sminteşte, Editura Marineasa, Timişoara, 2003, pp. 92-93)