En vez de criticar, es mejor utilizar el tiempo para formarnos
Un buen actor no es aquel que critica constructivamente el rol de otro actor. Un buen actor ese ese que, honradamente, con tenacidad y amor, prepara su propio rol.
Pueden criticar el presente, pero no se desanimen prensando en el futuro. Pueden criticar a aquellos que hoy en día los representan políticamente, a quienes ocupan puestos importantes en el culto o a a quienes ahora son poetas o científicos… Pueden criticarlos, pero sin olvidar que, luego de algunos años, ustedes mismos representarán a nuestro pueblo en todos los campos. Y entonces también ustedes se verán expuestos a las críticas de aquellos que en este momento apenas saben hablar o recién están aprendiendo las primeras palabras en el jardín escolar. Esos niños, quienes ahora los ven con respeto, como si ustedes estuvieran a una altura inaccesible para ellos, llegarán también, en un momento dado, a esa misma altura, cuando cada uno de ustedes haya alcanzado ya la de sus padres. Llegará el día en el que los niños que hoy los admiran, los criticarán y los condenarán. Con la misma vara con que ustedes juzguen a otros, también ustedes serán juzgados.
Es su derecho criticar, pero no pierdan tanto tiempo criticando el presente. Pueden utilizar, a lo sumo, un diez por ciento de su tiempo para ello. El otro noventa por ciento debe ser usado para educarse y formarse. Un buen actor no es aquel que critica constructivamente el rol de otro actor. Un buen actor ese ese que, honradamente, con tenacidad y amor, prepara su propio rol. Y, sin duda, el pesimista no tiene amor a la perseverancia ni fuerzas para sostenerse.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Omilii despre pocăință, dragoste și optimism, Editura Doxologia, Iași, 2016, p. 126)