Encomiéndale tus hijos a Dios
Acuérdate de que la Palabra de Dios, que es verdadera, dice: “Si Dios no construye la casa, en vano se afanan los constructores” (Salmos 126,1).
Tenemos que confiarle nuestros hijos a Dios, orando, y después mantener nuestra conciencia en paz, sin permitir que la agitación entre en nuestra alma. Dios es Todopoderoso: cuando escucha la oración ferviente y humilde de los padres, Él puede hacer que los hijos enderecen su camino. ¿Te has esforzado enormemente en ofrecerles a tus hijos una buena educación? Acuérdate de que la Palabra de Dios, que es verdadera, dice: “Si Dios no construye la casa, en vano se afanan los constructores” (Salmos 126,1). Acude a Dios, y Él, después de purificarte con las aflicciones todo el trabajo que has hecho en la crianza de tus hijos, lo coronará con el éxito.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 87)