Encontrar un padre espiritual y obedecerle
¿Acaso todos los grandes santos de la Iglesia tuvieron confesores santos? ¡No! Lo que sí tuvieron fue una santa humildad y una santa obediencia.
Un conocido teólogo le dijo, en cierta ocasión, que no conseguía encontrar un buen padre espiritual. Al escuchar esto, el padre Epifanio le respondió:
—Amado hijo, tu padre espiritual no es el problema. El problema eres tú. Si tu confesor fuera el problema, habrías salido a la calle y caminado a la derecha por unos 100 metros. Después habrías cruzado a la izquierda y avanzado unos 50 metros más. Acto seguido te habrías detenido y te hubieras puesto a esperar a que pasara el primer confesor.
Le habrías obedecido sin condiciones y no hubieras tenido ningún problema relacionado con él o con la salvación. No necesitamos tanto padres espirituales santos, como sí necesitamos de la santa obediencia. Esto es lo que nos falta. ¿Acaso todos los grandes santos de la Iglesia tuvieron confesores santos? ¡No! Lo que sí tuvieron fue una santa humildad y una santa obediencia. Así fue como se hicieron santos.
(Traducido de: Arhimandritul Epifanie Teodoropulous, Crâmpeie de viață, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 100)