Entristécete sólo por tus pecados
No levantes tu voz, enfadándote con alguno, porque “un servidor del Señor no debe ser agresivo, sino comprensivo con todos” (II Timoteo 2, 24).
No guardes maldad contra nadie en tu corazón, porque, de lo contrario, tu oración no podrá llegar pura al Señor. “Que no se haga el ocaso estando enfadados” (Efesios 4, 26). Sé manso, paciente, simple de corazón, como un niño, porque el Señor dice: “si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos.” (Mateo 18, 3).
No te entristezcas si debes sufrir debido a las calumnias o difamaciones: “la tristeza del mundo sólo muerte trae” (II Corintios 7, 10). Entristécete sólo por tus pecados: lo demás es nada. No levantes tu voz, enfadándote con alguno, porque “un servidor del Señor no debe ser agresivo, sino comprensivo con todos” (II Timoteo 2, 24). Que tu boca no jure, ni insulte, ni hable mal de los demás, porque ella es santificada con los cantos espirituales y la doxología que diriges a Dios.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 133-134)