Mira esa rama de un árbol que se ha secado porque en su interior ya no corre la savia vital. Precisamente como esa rama es el cristiano que no tiene una fe viva, misma que se manifiesta en el amor y las demás virtudes. El cristiano sin una fe viva no tiene nada que lo una a Cristo, Quien es la “verdadera vida” (Juan 15, 1) y a los auténticos cristianos, quienes son los espirituales “miembros de Su cuerpo” (Efesios 5, 30). Y seguirá ajeno a la esperanza de la vida eterna, mientras permanezca en su estado actual. A esta clase de “cristianos” los asusta el Juicio de Dios: “Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego” (Mateo 3, 10).

Estas palabras te exhortan, hermano, a examinarte detenidamente, para saber si tienes una fe que se muestre por medio de sus frutos, es decir, las virtudes.

(Traducido de: Sfântul Tihon din Zadonsk, Dumnezeu în împrejurările vieţii de zi cu zi, Editura Sophia, Bucureşti, 2011, p. 117)