Si no logramos practicar correctamente la “Oración del corazón”, ¿es bueno continuar con ella, es decir, podemos repetirla así sea “mecánicamente”?

—No es bueno hacerla “mecánicamente”, porque eso significa que no estamos siendo sinceros con nosotros mismos. En la “Oración del corazón”, Cristo se presenta ante nosotros. Entonces, es muy útil orar con atención a cada palabra que pronunciamos ante Dios. Y, aunque la respuesta no venga inmediatamente, debemos tener paciencia y saber que la respuesta a la “Oración del corazón” es ese conocido descenso de la mente al corazón. Es decir que lo que piensas es lo mismo que sientes. Si pronuncias la oración con atención, el simple hecho de llamar el nombre de Jesús a tu vida te ayudará mucho; te hará crecer en fe, devoción, humanidad, reflexión, humildad y contrición. Y es que estamos hablando del Nombre de Jesús, que es un nombre lleno de poder. Cuando lo invocamos, Él obra en nosotros. Hacer que descienda la mente al corazón es un camino más largo, pero, invocándolo con atención, concentración y humildad, este nombre obra en nosotros y nos ayuda a avanzar espiritualmente.

(Traducido de: Arhimandrit Sofian Boghiu, Smerenia și dragostea, însușirile trăirii ortodoxe, Editura Tradiția Românească, București, 2002)