¿Es la imaginación algo perjudicial para la oración?
Si no le ponemos un alto a la imaginación, no podremos atravesar la estrecha puerta del corazón ni llegar a Dios.
¿Qué nos puede decir, padre, de la imaginación, que suele inmiscuirse cuando oramos?
—Bendita la mente que ora y alaba al Señor sin apelar a la imaginación, porque tampoco Cristo tenía imaginación, siendo Dios. Adán perdió el Paraíso después de haber usado su imaginación, porque se le ocurrió imaginarse, siguiendo el consejo del maligno, que, si comía del árbol prohibido, no habría de morir jamás.
Dicen los Santos Padres que la enfermedad más grave, la peor de las tentaciones al orar es la imaginación, llamada también por ellos “pulpo del alma con ocho brazos” u “octógono”. Cuando uno practica la “oración del corazón”, lo más difícil es controlar la imaginación. Estamos hablando de una empresa aún más difícil que cuidar la mente de los malos pensamientos. Que no se nos olvide que todo lo limitado que podemos imaginar, no es Dios. Y si no le ponemos un alto a la imaginación, no podremos atravesar la estrecha puerta del corazón ni llegar a Dios.
(Traducido de: Arhimandritul Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a II-a, volumul V, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 129-130)