¿Es que te lamentas de tu suerte?
“El hombre no puede ser una presa fácil. Nuestro Buen Dios existe, es siempre bueno y dispone todo correctamente, para cada persona en particular. ¡Pase lo que pase, siempre es por mi propio bien!”.
Nadie debe lamentarse de su suerte. Ni aquel que sabe que su estructura psíquica es la culpable de los estados que atraviesa, ni aquel otro que no entiende nada. El estado de cada persona es determinado por Dios para su propio bien; así, cada persona debería de entender que todo lo que le ocurre es por su propio beneficio.
El hombre encuentra la salida cuando deja de triturarse interiormente, cuando deja de quejarse con autocompasión, cuando se dice a sí mismo: “El hombre no puede ser una presa fácil. Nuestro Buen Dios existe, es siempre bueno y dispone todo correctamente, para cada persona en particular. ¡Pase lo que pase, siempre es por mi propio bien!”. ¿Qué pasaría si todos pensáramos así?
(Traducido de: Arhim. Simeon Kraiopoulos, Sufeltul meu , temnița mea, Editura Bizantină, p. 119)