“Esperaré hasta mañana para ver si le respondo”
Si contestamos inmediatamente, sin darnos cuenta habremos perdido muchísimo. Y, cayendo en esa tentación, el Espíritu Santo se irá de nosotros.
Cierto día, un asceta, muy avanzado en lo espiritual, tuvo que atravesar una ciudad. La gente comenzó a seguirle y a juntarse a su alrededor, pidiéndole que les dijera unas palabras de edificación. El monje se detuvo, se volvió hacia la multitud y dijo: «La más bienaventurada vida ortodoxa es la de los cristianos y los monjes, aunque hay una sola cosa que puede estropearla: “¡Me ofendió, así que ahora me va a oír!”. Vengándonos, apartamos el Espíritu Santo de nosotros, y nos provocamos un perjuicio enorme. Pero, si en vez de abrir la boca, pensamos: “Esperaré hasta mañana para ver si le respondo”, nos libraremos de esta tentación. Mas, si contestamos inmediatamente, sin darnos cuenta habremos perdido muchísimo. Y, cayendo en esa tentación, el Espíritu Santo se irá de nosotros».
(Traducido de: Părintele Proclu Nicău, Lupta pentru smerenie şi pocăinţă, Editura Agaton, pp. 49)