Palabras de espiritualidad

Estoy aquí, Señor, a Tus pies…

  • Foto: Adrian Sarbu

    Foto: Adrian Sarbu

¡Mira cómo tus manos abrazan con fuerza la Cruz de la salvación, como el náufrago que se aferra a un madero para evitar ahogarse y salvar la vida!

Al hombre arrodillado bajo los brazos de la Cruz se le abren la mente y el entendimiento para conocerse a sí mismo y para conocer también el sentido de su vida. Arrodillado a los pies de la Cruz, entiende lo terrible de su pecado, a tal grado que fue necesario que el Mismo Jesús, el Hijo de Dios, muriera por él, para perdonarle.

A los pies de la Cruz, descubre con cuánto amor lo amaron Dios Padre y Dios Hijo.A los pies de la Cruz, conoce la más grande noticia que jamás se ha escuchado en este mundo: que Jesús es su Salvador, que murió por él, por sus pecados, para perdonarlo, por amarlo y para socorrerlo.

¡Dichoso de ti, hombre, que ahora te postras de rodillas ante la Curz del Señor! Mira cómo la Sangre del perdón gotea sobre tus lágrimas y tus pecados… ¡Mira cómo tus manos abrazan con fuerza la Cruz de la salvación, como el náufrago que se aferra a un madero para evitar ahogarse y salvar la vida! Como un náufrago que se abraza a su salvación con todas sus fuerzas. ¡Dichoso de ti, porque has encontrado a Aquel que desde siempre te ha buscado!

(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Oglinda inimii omului, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2009, p. 45)