¡Permanece atento a tus pensamientos! No permitas que un sólo pensamiento negativo entre a tu corazón.

No ignores los pensamientos negativos que, en tu soledad, podrías tener respecto a tu semejante. Evita toda palabra hiriente. Esto es muy importante. Recuerda las palabras de Cristo: “No hagan a los demás lo que no quieren que los demás les hagan”.

Imiten la actitud de ese hombre de Dios que fue el padre Misael, del Monasterio San Panteleimón, quien solía decir: “Si alguien se opone, me hago a un lado”.

Ante quienes te reciban, ante los elegidos de Dios que encuentres en tu camino y que te pidan que los ayudes, considérate un indigno, sirviéndoles con fervor. Entonces tu vida cambiará. Al contrario, si juzgas a los demás por cualquier nimiedad, perderás todo.

Todo lo que ganes en tu luchas interiores, se reflejará en tu vida en Dios. Lucha, pues, en contra de toda maldad que te lleve a juzgar a los demás.

(Traducido de: Arhimandrit Sofronie, Din viaţă şi din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, p. 48)