Familias felices… ¿es tan difícil esforzarnos en lograrlo?
La alegría y la felicidad son indispensables para los niños, tal como el aire y la luz del sol lo son para las plantas.
Un elemento esencial para la vida de familia consiste en las relaciones de amor recíproco. Y con esto no me refiero a un amor cualquiera, sino al amor cultivado en la vida cotidiana, en el ámbito más íntimo de la familia; me refiero también a la costumbre de manifestar el amor con palabras y hechos, a la buena voluntad, pero no una formal, sino una que sea sincera y natural. La alegría y la felicidad son indispensables para los niños, tal como el aire y la luz del sol lo son para las plantas.
La más rica herencia que los padres pueden legar a sus hijos es una infancia feliz, llena de recuerdos tiernos sobre mamá y papá. Una infancia así se convierte en la luz de los días futuros; asimismo, los librará de tentaciones y los ayudará en las pruebas de la vida diaria, después de abandonar la casa paterna.
(Traducido de: Sfânta Muceniță Alexandra, Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 144)