¡Guíame, condúceme, gobiérname, Señor!
Dios mantiene cerca Suyo a quien ama, no sea que su libertad le haga cambiar de parecer y el engaño del mundo se adueñe de su alma.
Abandónate en el Señor, como la arcilla en manos del alfarero. Pidamos Su ayuda al Señor y dejémonos en Sus manos. Si nos entregamos a la voluntad de Dios, tengamos la seguridad de que Él no nos abandonará. Si quieres atender estas palabras y obtener un provecho para tu alma, haz a un lado tu voluntad y entrégate a la voluntad de Dios, y recibe nuestras palabras y nuestro amor.
Cuando la Gracia de Dios se acerca al corazón del hombre, todo para él se vuelve fácil; y, cuando la Gracia se aparta, todo se le hace difícil. Dios mantiene cerca Suyo a quien ama, no sea que su libertad le haga cambiar de parecer y el engaño del mundo se adueñe de su alma.
(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Părintele Paisie, duhovnicul, Editura Trinitas, Iaşi, 1993, p. 26)