¡Habla con tu hijo!
Escucha lo que te dice tu hijo. Es muy importante, tanto para tí —porque descubres su forma de pensar, qué quiere, qué espera, qué le gusta y qué no le gusta— como para él. Libera tu mente, para que puedas entender lo que te dice tu hijo.
Para conocer a tu propio hijo, debes escucharlo y hablarle, es decir, comunicarte con él.
Cuando hablas con tu hijo (y esto deberías hacerlo lo más frecuentemente posible), destapa tus oídos y tu mente. Escucha lo que te dice tu hijo. Es muy importante, tanto para tí —porque descubres su forma de pensar, qué quiere, qué espera, qué le gusta y qué no le gusta— como para él. Libera tu mente, para que puedas entender lo que te dice tu hijo.
(Traducido de: Michiela Poenaru, Eu te-am făcut eu te omor. Ghidul bunelor maniere pentru părinţi, Editura Coresi, București, 2010, pp. 141-142)