Hacer que el hombre y su mundo se llenen de la presencia de Dios, en una liturgia que no tiene fin
De este modo, toda la creación participa en una liturgia común, porque la naturaleza sirve al hombre que sirve a Dios.
El propósito de la cultura ortodoxa es introducir y realizar en el ser humano y en el mundo que le rodea cuanto más sea posible de lo divino, para lograr que Dios se haga presente en el hombre y en todas partes. Por eso la cultura ortodoxa constituye un servicio continuo a Jesucristo, una liturgia incesante: el hombre sirve a Dios con toda la creación; introduce a su alrededor lo divino por medio de cada una de sus obras, con todo lo que crea; despierta todo lo que puede ser divino en la naturaleza circundante, para que toda la creación, bajo el gobierno del hombre, sirva a Dios. Y de este modo, toda la creación participa en una liturgia común, porque la naturaleza sirve al hombre que sirve a Dios.
(Traducido de: Arhim. Iustin Popovici, Biserica și statul, Editura Apologeticum, 2006, pp. 19-20)
