¡Hagámonos tiempo para la eternidad!
Desde luego que es poco el tiempo que viviremos, pero es muy importante recordar que nosotros, de hecho, vivimos parte de la eternidad.
Observamos que, usualmente, cuando dos personas se encuentran luego de algún tiempo, se excusan diciendo, “Es que no tengo tiempo”, “Ya no me has visitado” o “No he venido a verte porque no he tenido tiempo”. “No hace mucho estábamos juntos”. “Sí, así es, pero es que ya no me queda tiempo”.
Porque el tiempo es una parte de la eternidad y porque nosotros rechazamos vivir la eternidad. Desde luego que es poco el tiempo que viviremos, pero es muy importante recordar que nosotros, de hecho, vivimos parte de la eternidad. Ínfima, sí, pero, con todo, una parte de ella. Su importancia radica en el hecho que, inevitablemente, es una preparación para la vida de más allá.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 141)