¡Hagan del Santo Evangelio la guía de sus vidas!
Lean el Santo Evangelio, dejen que los llene su espíritu, hagan de él la guía de sus vidas. Aborden cada cosa y cada problema en el espíritu de las enseñanzas evangélicas. El Evangelio es la única luz de nuestra vida.
Lean el Santo Evangelio, dejen que los llene su espíritu, hagan de él la guía de sus vidas. Aborden cada cosa y cada problema en el espíritu de las enseñanzas evangélicas. El Evangelio es la única luz de nuestra vida. Entre otras enseñanzas y mandamientos, leemos en el Evangelio cómo habló Cristo sobre la necesidad de ser humildes y cómo lo demostró cuando hubo de hacer frente a Su pasión.
Sin humildad no puedes ser discípulo de Cristo. Sin humildad, el corazón del hombre no recibe y no adopta la enseñanza de Cristo. El corazón humilde alienta al hombre a someterse a la voluntad de Dios, a recibir todo con serenidad, y el Señor obra de forma que consigue que el hombre entregue su mente, su entendimiento y su voluntad a la obediencia de Cristo. Tristemente, la experiencia demuestra que quienes actúan de acuerdo a su propia voluntad, cosechan únicamente frutos amargos. ¡Cuántos tormentos trae al hombre la “razón autónoma”, en qué oscuridad y perdición cae cuando se aleja de los caminos de Cristo! En verdad, el camino de Cristo parece angosto y doloroso, pero nos ofrece algo que no podrían darnos ni la riqueza temporal, ni los placeres de este mundo... ¡Tan preciosos son los dones que Cristo da a sus discípulos! Confiemos pues, cumpliendo con la voluntad de Dios.
Y llamemos a Cristo, con la “Oración del Corazón”, para que nos acompañe en los caminos de la vida, hasta llegar al Jerusalén eterno. Amén
(Traducido de: Stareţul Nicon de la Optina, Editura Doxologia, p. 203)