El padre Rafael Noica, hijo del filósofo de Păltiniș —y discípulo del venerable Sofronio de Essex—, en cierta ocasión dijo que no tenemos que orar a Dios pidiéndole cosas posibles, sino cosas imposibles. Por eso fue que Dios vino al mundo, para realizar cosas que son imposibles para el mundo.

Por ejemplo, el ícono es una forma de portal a la “encarnación” de Cristo entre nosotros y la “encarnación” de los Santos entre nosotros. El ícono hace posible lo imposible, a primera vista: el Reino de los Cielos.

(Traducido de: Preotul Constantin Necula, Alexandru Rusu, Farmacia de cuvinte, Editura Agnos, Sibiu, 2014, p. 160)