Si quieres heredar a tus hijos muchos bienes, déjales el cuidado de las cosas de Dios. Entonces, Dios, sin que tu hagas nada, Dios, Quien nos dió el alma y la vida, que hizo nuestro cuerpo, viendo tal generosidad de parte tuya, viendo que le ofreces lo que concierne a tus hijos e incluso a tus propios hijos, ¿cómo no va a llenarlos de toda Su riqueza? Mira el ejemplo de Elías, que se alimentó tan solo de un puñado de harina. Éste, después de que aquella mujer le diera de comer, privando de alimento a su propio hijo, hizo que aparecieran en la sencilla casa de la viuda, varios sacos con harina y barriles de aceite. Entonces, imagínate cuánta generosidad y cuánto amor te demostrará a tí el Dios de Elías.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinţi, copii şi creşterea lor, Editura Panaghia, Bucureşti, 2009, p. 22)