Palabras de espiritualidad

La caridad, un examen para nuestro amor

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

Translation and adaptation:

No debemos rechazar o juzgar a ningún necesitado, ya que no sabemos cuál de ellos ha sido enviado por Cristo para poner a prueba nuestro amor al prójimo.

Voy a contarles algo del Paterikón… Un monje muy piadoso y lleno de virtudes tenía un discípulo, al cual llevaba consigo a todas partes. En cierta ocasión, el discípulo observó cómo el mismo mendigo venía a pedirles varias veces alguna moneda, y cada vez el anciano le daba algo. En un momento dado, el discípulo le dijo al anciano:

—¡Padre, perdóneme…! He observado que este mendigo ha pasado ya varias veces a pedirle algo, creyendo que usted no lo reconocería. He estado atento a todos sus movimientos y he visto que es el mismo que nos aparece en cada calle. Si no estoy mal, usted le ha dado algo de dinero en al menos cinco ocasiones. ¡Talvez usted no lo ha notado, pero es el mismo hombre!

—¡No creas que no sé quién era! ¡Lo he reconocido cada vez que se nos ha acercado!

—Entonces, padre ¿por qué no lo ha amonestado, para que no crea que somos unos tontos y que nos puede engañar?

—Escucha, hijo. Cada vez que se nos ha acercado lo he ayudado, porque no puedo rechazarlo o reprenderlo… ¡no sabemos en qué momento se nos puede acercar el mismo Cristo a pedirnos algo!

Y el discípulo entendió lo que le había explicado su mentor, porque no debemos rechazar o juzgar a ningún necesitado, ya que no sabemos cuál de ellos ha sido enviado por Cristo para poner a prueba nuestro amor al prójimo.

(Traducido de: Preotul Ioan V. Argatu, Răspunsuri duhovnicești la întrebările credincioșilor ale Părintelui Ilarion Argatu, Editura Mila Creștină, Fălticeni, 2010, pp. 415-416)