Palabras de espiritualidad

La correcta actitud del cristiano ante las faltas de su hermano

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“Debes saber que te he enviado esa misma tentación, porque ignoraste a tu hermano cuando era puesto a prueba”.

En cierto monasterio vivía un asceta llamado Timoteo. Sucedió que un día uno de los monjes del cenobio cayó en tentación y el padre superior, al enterarse de esto, llamó a Timoteo y le preguntó qué hacer con el hermano que había pecado. El asceta respondió que lo más correcto era echar del monasterio al que había caído en falta. Así lo hicieron. Pero, al poco tiempo, Timoteo cayó exactamente en la misma tentación que aquel que había sido echado.

Atormentado, Timoteo comenzó clamar con lágrimas a Dios, pidiéndole auxilio y misericordia. En un momento dado, escuchó una voz que le decía: “¡Timoteo! Debes saber que te he enviado esa misma tentación, porque ignoraste a tu hermano cuando era puesto a prueba”.

Con los miembros de Cristo —los cristianos— debemos comportarnos con sensatez y sabiduría, sufriendo con ellos en sus padecimientos, y apartando solamente a aquellos que, al no ofrecer ninguna esperanza de sanación, no hacen sino contagiar a los demás. 

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2000, p. 24)