La crisis de la edad en la mujer adulta: decisiones y responsabilidades
Le parece que ha entrado en una especie de vacío sin sentido y no sabe a dónde dirigirse, no sabe qué es lo que debe hacer, no sabe explicar quién es.
¿La crisis de la edad adulta es sólo una expresión o una etapa real en la vida de la mujer?
Alrededor de los treinta años, la mujer contemporánea —usualmente— tiene ya terminada una carrera y ha alcanzado ciertos éxitos profesionales. Mas cuando, satisfecha, comprueba que ha cumplido con algunas de las metas que se había propuesto, le nace una interrogante: “Y ahora... ¿qué sigue?”. Le parece que ha entrado en una especie de vacío sin sentido y no sabe a dónde dirigirse, no sabe qué es lo que debe hacer, no sabe explicar quién es. Estas son algunos de los problemas y dudas de la mujer moderna, en este período de vida. Si me lo permiten, podría llamarla una “crisis espiritual”.
Imaginemos uno de los escenarios más comunes de esta crisis. Supongamos que se trata de una mujer casada que ha se ha dedicado completamente a la crianza de sus hijos. Cuando alcanza los cuarenta años de edad, los hijos ya han crecido lo suficiente y ya no necesitan tanto del cuidado de mamá. Entonces aparece ese pensamiento miserable y destructivo, que le dice que su vida no ha sido lo que esperaba que fuera. La mujer, así, comienza a pensar con insistencia que no ha vivido la vida que quería. Posteriormente, aparecen las depresiones, los divorcios, etc.
Aunque parezca paradójico, las mujeres que tienen una carrera exitosa suelen atravesar una crisis más aguda, aunque exteriormente parezca que todo está bien. Ciertamente, las personas con mayores logros profesionales y laborales tienen un ritmo de vida más rápido, junto a mayores exigencias para consigo mismas y para con los demás. El problema es que tal clase de personas no soportan los fracasos, porque no están acostumbradas a perder. Sus únicos objetivos son la victoria y el éxito y, de la nada, les surge un vacío inmenso... En las mujeres, esta crisis también se halla vinculada al proceso de pérdida de la belleza exterior.
Buscando un sentido para su vida, la mujer puede llegar a la fe en Dios. Luego de reconocer sus errores, aprenderá la forma cristiana de vida, cambiando su actitud hacia sí misma y hacia los demas. Entonces descubrirá algo completamente nuevo para ella: que los cristianos tienen normas de vida que les ayudan a vivir en armonía con ellos mismos y con quienes les rodean.
(Traducido de: Dr. Dimitri Avdeev, Ioana Besedina, Femeia şi problemele ei: perspectiva psihiatrului ortodox, traducere din limba rusă de Eugeniu Rogoti şi Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, pp. 39-41)