La entrega del hombre de fe
¡Qué maravilloso es cuando un alma creyente, a semejanza de su Señor, puede desprenderse de todos sus “ropajes”!
Todo lo que Dios nos pide hacer por Él, desea que lo hagamos con todo el corazón. De igual forma, Él espera que hagamos lo mismo con nuestros semejantes. Por tal razón, el hombre piadoso es capaz de desvestirse de todo orgullo, de toda pretensión, de todo interés, incluso de todo mérito.
Y se puede desprender de sus ropajes, para dárselos a quien los necesita más él. Por eso, también es capaz de renunciar al pan que tiene para comer, para saciar el hambre de su hermano que tiene más hambre que él. También puede renunciar a un derecho suyo, para que lo goce otro más necesitado que él. ¡Qué maravilloso es cuando un alma creyente, a semejanza de su Señor, puede desprenderse de todos sus “ropajes”! Aquel que sirve al Señor, sirve también a sus hermanos y a todos sus semejantes, siempre con un corazón lleno de generosidad, bondad y abnegación.
(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, p. 168)
