Palabras de espiritualidad

La envidia, enemigo mortal del matrimonio

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Los esposos deben aprender a bajar sus “cerraduras”, de manera que les resulte sencillo explicar lo que saben y aceptar lo que desconocen, sin dar lugar a discusiones.

Cualquier clase de envidia representa un peligro mortal para el matrimonio. Y una de sus formas más desagradables es la envidia espiritual, intelectual. Si ocurre que tu esposo sepa cosas que tú no conoces, ganarás mucho si le dices, con humildad: “Admiro tus conocimientos. Háblame también de otras cosas”. Sin embargo, también habrá terrenos en los que tus conocimientos superen a los suyos. Cuando esto ocurra, debes tener mucho cuidado en la forma de demostrarlo. Debes exponerle, sin ostentaciones, lo que sepas, con esa sencilla seguridad que convence sin molestar. ¿Te acuerdas que cuando tú y tu hermano eran pequeños, instalé más abajo la cerradura de la puerta del jardín, para que ambos pudieran alcanzar la manija? Esto vino a ayudarlos a entrar y salir con mayor facilidad. Recuerdo que la idea me la sugirió un sacerdote que vino a visitarnos, atento a las veces que ustedes salían y entraban del jardín, teniendo que llamar a la puerta una y otra vez...

Aquel consejo fue de provecho para todos, porque facilitó nuestra vida y nos libró, a mamá y a mí, de estar yendo y viniendo a la puerta.

Seguramente has observado, pues, que aquellos que son verdaderamente juiciosos, saben cómo descender su nivel de conocimientos a uno accesible a los demás. Lo mismo es válido para los esposos: deben aprender a bajar sus “cerraduras”, de manera que les resulte sencillo explicar lo que saben y aceptar lo que desconocen, sin dar lugar a discusiones.

(Traducido de. Charlie W. Shedd, Scrisori Caterinei, editura Bizantină, Bucureşti, p. 61-62)